La quimioterapia es supresiva de
la proliferación toxoplasmósica, pero no destruye los parásitos que se
encuentran dentro de los quistes. La inmunidad adquirida ayuda a controlar la
infección, pero tampoco la erradica, aunque se suministre tratamiento. Las
drogas están dirigidas a la infección activa y por lo tanto controlan la
sintomatología, especialmente en la fase aguda de la enfermedad. También se
utiliza medicación para disminuir la reacción inflamatoria en las formas
crónicas. Los medicamentos empleados en el tratamiento son:
- Pirimetamina y sulfonamidas. Estos dos medicamentos se consideran de elección para el tratamiento de la toxoplasmosis y se administran conjuntamente. La pirimetamina tiene su acción sobre los parásitos interfiriendo el metabolismo del ácido fólico se administra por vía oral, durante 4 ó 5 semanas. Las sulfonamidas tienen una acción competitiva con el ácido para-aminobenzoico (PABA), durante las 4 a 5 semanas del tratamiento. Estas sulfas tienen buena acción antitoxoplasma porque se disuelven en los líqui-dos intracelulares.
La toxoplasmosis en los pacientes
con SIDA se trata también con pirimetamina y sulfonamidas, pero con dosis más
elevadas.
La retinocoroiditis activa puede
ser tratada con las mismas drogas, tanto en el adulto como en el niño a las
dosis mencionadas. En estos casos se pueden asociar a corticoesteroides para
disminuir la reacción inflamatoria y la necrosis. En las formas leves y
recientes, los signos cambian hacia la curación dentro de las 2 a 3 primeras
semanas. En las formas crónicas con grandes lesiones, muchas veces el efecto
del tratamiento es muy poco o no existe. Con frecuencia se requiere de 4 a 8
semanas para que existan signos de curación.
- Clindamicina. También se utiliza en el tratamiento de la toxoplasmosis, principalmente en la forma ocular. Remplaza a la sulfadiazina y pirimetamina cuando hay intolerancia o cuando no se puede conseguir los medicamentos de elección.
Tratamiento de la mujer
embarazada y
de la toxoplasmosis congénita
Si la mujer embarazada adquiere
la infección durante el embarazo, el tratamiento puede reducir la frecuencia y
severidad de la infección fetal, por lo tanto se debe hacer un diagnóstico
cuidadoso y oportuno antes de administrar el tratamiento. Si el niño nace con
una toxoplasmosis activa, debe tratarse.
- Espiramirina: Antibiótico que es menos tóxico que la pirimetamina, por lo tanto está indicado para reducir la frecuencia de transmisión fetal. Tiene buena concentración en la placenta pero no atraviesa la barrera placentaria y por lo tanto no trata el feto.
- Pirimetamina-sulfadiazina. Se debe tener un diagnóstico preciso de infección para administrar estos medicamentos en la mujer embarazada. Si existe infección del feto durante el primer trimestre de la gestión, las probabilidades de supervivencia fetal son pocas y además existe un riesgo con la pirimetamina en este período, por la posibilidad, que produzca malformaciones congénitas.
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